Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Jueves 25 de Abril del 2024

comentario A CUA 4 2017

portada hoja participacion


La escena de la curación del ciego, que describe el evangelio, nos muestra la interpretación que diferentes grupos políticos y religiosos hacen del mismo hecho.(Jn 9..) Los vecinos dudan, los padres lo abandonan y no dan la cara por él, los dirigentes religiosos lo insultan y finalmente lo excomulgan como un "empecatado". La escena describe la situación de una persona ciega que vive profundamente la soledad: lo abandona la sociedad y la familia, y lo excomulga la religión. ¿En quien confiar?

Las personas tendemos a poner nuestra fe en el poder, el honor, el dinero, la ciencia, lo esotérico y lo extraño, (tentaciones que sufrió Jesús en el desierto). Deseamos una fe en las cosas que nos den seguridad. Por eso, muchos creemos y confiamos plenamente en la fuerza de los “dioses” que encierra la técnica y la ciencia. Las personas religiosas tenemos la tentación de poner nuestra confianza en los milagros, en los ritos, en los santos y santas, en curanderos que nos den cierta seguridad.

Existe un problema bastante serio a nivel social: Nos cuesta, cada vez más, creer en el hombre y la mujer, en la persona que camina con nosotros, con sus aciertos y sus equivocaciones. Vemos a nuestro alrededor, en nuestra sociedad mucha corrupción y mucha impunidad que nos empuja a no creer en las personas.¡¡¡ Somos así, corruptos y engañadores!!!. Pero, también, es verdad que lo de la “paja en el ojo propio y la mota en el ojo del prójimo” es una realidad.

Hay una frase que siempre me ha llamado la atención y la traigo a mi memoria, cuando me falla una persona. “No podemos fiarnos de Dios, si no nos fiamos del "ser humano".

Cuando experimentamos los fallos y defectos de los demás tenemos la tentación de meternos “en nuestra casa, como el caracol”, y agarramos, si somos personas religiosas, a una religión esotérica, (oculta-misteriosa), a manifestaciones religiosas intimistas, a expresiones religiosas individualistas, a aquello que encierra misterio y nos proporciona ciertas seguridades.

Hay cegueras profundas en nosotros que sólo pueden ser curadas si sabemos abrirnos con humilde sinceridad a ese Jesús que es luz venida al mundo «para que los que no ven, vean, y los que ven, no vean».

Jesucristo siempre será para todos nosotros una llamada al coraje de ser veraces y sinceros. Hay una luz capaz de iluminarnos. El ser humano puede rehuirla, pero al hacerlo, reduce el mundo a su propia oscuridad y a sus intereses egoístas.

Somos llamados a ser portadores de LUZ. Como dice el LEMA de este domingo, en nuestra Unidad Pastoral: “Que la luz de Jesús nos lleve a ver el sufrimiento y la enfermedad/Jesusen argiak mina ikustarazten digu”.

A.A.

 

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