Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Martes 16 de Abril del 2024

comentario B CU2 2018

monte tabor


Está claro que este relato, en el segundo domingo de Cuaresma, apunta a la resurrección de Jesús.

El relato lo sugiere al presentar a Jesús transfigurado, deslumbrante. Y el mismo Jesús hace referencia expresa a su propia resurrección de entre los muertos. (J.M. Castillo).

Nos cuenta que hubo una salida al monte. Según la tradición se trata del monte Tabor. Jesús había anunciado a sus amigos los apóstoles, su pasión y su muerte. Que iba a ser condenado por las autoridades judías y que al tercer día resucitaría. Aunque no le entendieron, la noticia conmocionó a todos sus seguidores. Les dejó hundidos.

“De aquel grupo desmoralizado Jesús escogió a tres: a Pedro, a Santiago y a Juan para subir a la montaña. Estos tres eran los mismos que poco tiempo después le acompañarían para orar en el Huerto de los Olivos en aquellas horas agónicas de la noche del primer Jueves Santo. Con aquel encuentro en la cumbre, Jesús trata de neutralizar la sensación desalentadora en la que habían caído los apóstoles: que Jesús iba a morir. A lo de que al tercer día resucitaría no le dieron importancia. Pasaron por encima (J. Canibe).

En la religión católica las tradiciones que rememoran la pasión y muerte de Jesús han sido muchas e intensas. No hace falta más que asomarse a las cientos de Cofradías de la Semana Santa existentes en casi todos los lugares de la geografía española y del País Vasco. Parece que nos gusta más agarrarnos al dolor y al sufrimiento que a la alegría, a la fiesta, al amor compartido.

Estos últimos años, los cristianos estamos valorando mucho más todo lo referente al misterio de la resurrección. Las celebraciones de la Pascua de resurrección se han cuidado más y mejor. Nos sentimos creyentes en el Dios de la vida. Vivimos nuestra fe con la convicción de que nos ayuda a vivir con esperanza, superando mejor las dificultades. Los creyentes estamos llamados a experimentar que la fe nos hace vivir de manera más sana y gozosa. Experimentamos que Cristo nos hace vivir de otra manera, más humana. Es la fe del creyente que, incluso cuando hay momentos de oscuridad, de sufrimiento y de pasión, ha de caminar “sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía” (San Juan de la Cruz).

Sólo desde la escucha nace la verdadera fe.

«Este es mi Hijo amado. Escuchadlo».

Termino este comentario recordando una oración que repiten los monjes del monte Athos:

«Oh Dios, dame un corazón que sepa escuchar".

A.A.

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