Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Jueves 25 de Abril del 2024

comentario B TO 6 210214

cartel


Jesús era muy sensible al sufrimiento de quienes encontraba en su camino, marginados por la sociedad, olvidados por la religión o rechazados por los sectores que se consideraban superiores moral o religiosamente.

Es algo que le sale de dentro. Sabe que Dios no discrimina a nadie. No rechaza ni excomulga. No es solo de los buenos. A todos acoge y bendice. Jesús tenía la costumbre de levantarse de madrugada para orar. En cierta ocasión desvela cómo contempla el amanecer: “Dios hace salir su sol sobre buenos y malos”. Así es él.

Marcos recoge en su relato la curación de un leproso para destacar esa predilección de Jesús por los excluidos. Jesús está atravesando una región solitaria. De pronto se le acerca un leproso. No viene acompañado por nadie. Vive en soledad. Lleva en su piel la marca de su exclusión. Las leyes lo condenan a vivir apartado de todos. Es un ser impuro.

De rodillas, el leproso hace a Jesús una súplica humilde. Se siente sucio. Quiere verse limpio de todo estigma: “Si quieres, puedes limpiarme”. Jesús se conmueve al ver a sus pies a aquel ser humano desfigurado por la enfermedad y el abandono de todos. Aquel hombre representa los solitarios y los desesperados por tantos estigmas. Jesús “extiende su mano” buscando el contacto con su piel, “lo toca” y le dice: “Quiero, queda limpio”.

Cuando discriminamos desde nuestra supuesta superioridad moral a diferentes grupos humanos (vagabundos, prostitutas, toxicómanos, psicóticos, migrantes, homosexuales...) y los excluimos de la convivencia negándoles nuestra acogida nos estamos alejando gravemente de Jesús.

Hoy nos acompaña una imagen y un lema: Contagia solidaridad para acabar con el hambre  y ese niño negro con la sonrisa en los labios y los brazos extendidos.

Jesús tiene el rostro de este niño negro que extiende sus manos para limpiarnos y cada uno de nosotros somos leprosos. ¿Nos sentimos leprosos, contaminados de la lepra del egoísmo?

Manos unidas hoy nos acerca la  sonrisa de Dios en el rostro de este pequeño africano. Hay otros africanos, otros rostros con la sonrisa arrancada; ocurre cada día en el Mediterráneo y en el Atlántico llegando a Canarias,…. y que cada cierto tiempo y las televisiones les apetece, nos hacen ver, nos dan su ración de dolor y migración

Hoy mirémonos al espejo y descubamos detrás de nuestros aseados  rostros y tras del agradable olor de colonias o lociones, esa lepra pestilente que en nuestra sociedad es tan fácil dejarnos atrapar: lepra de la indiferencia ante el mal ajeno, lepra del egoísmo y de la autoreferencia. Y reconociéndonos afectados por esa epidemia, nosotros, creyentes, acercarnos al rostro frágil y jovial de Dios niño y negro y decirle: si quieres puedes limpiarme. Y ¡cómo no! extender las manos ofrecer nuestro óbolo, nuestro dinero para que se transformen las condiciones de vida de los necesitados en el tercer mundo, como dice el lema acabar con el hambre de los demás, de los más necesitados.

Gracias por vuestra aportación.

 

Si quieres ver la hoja de participación de la unidad para este domingo sexto del tiempo ordinario. PINCHA ABAJO.


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