Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Jueves 25 de Abril del 2024

comentario C TO 24 2019

fano


Solo dar una vuelta por el barrio. Son cada vez más las personas que no sienten nostalgia de Dios. O porque no hay recuerdo, porque, en varios casos y cada vez será mayor en nuestro entorno, nunca lo ha habido. Para algunos de estos puede ser una provocación cuando oyen o leen en los medios de comunicación que el creyente vive más tiempo y en mejor condiciones, que el creyente es más feliz. Y, para los creyentes, un reto invitar a buscar el Misterio último de la vida y compartir nuestra experiencia.

Es para todos una posibilidad hallar una verdadera fuente de vida y alegría. Pero, ¿dónde encontrar signos? ¿Qué caminos seguir para iniciar esta búsqueda? ¿Qué novedad introducir en una vida ajetreada, satisfecha, superficial y alejada de cualquier experiencia profunda?

Un camino puede ser la naturaleza. En este territorio con montes, árboles, pantano, anillo verde,… A pesar de los estragos que se están cometiendo contra ella, y de los que los incendios en la amazonia, en África subsahariana,  en la península,… la persona puede vislumbrar todavía en el cosmos profundidad. Ese universo que nos rodea, escenario fascinante donde se refleja de mil formas la belleza, la fuerza y el misterio de la vida, puede ser una invitación callada para orientar el corazón hacia aquel que es origen de todo ser. La llegada del otoño con sus colores teñidos de nostalgia y su invitación al sosiego, ¿no será para nadie presencia humilde del Misterio insondable?

Otro camino para elevar nuestro espíritu puede ser la experiencia estética. El disfrute de la belleza artística invita y remite hacia la absoluta belleza. En medio de una vida tan agitada y dispersa que nos impide escuchar nuestros deseos y aspiraciones más nobles, ¿no puede ser el goce musical una experiencia que cree en nosotros un espacio interior nuevo e inicie un movimiento regenerador y una actitud más abierta hacia el Misterio de Dios?

Otro camino es, sin duda, el encuentro amoroso entre las personas. La amistad entrañable, el disfrute íntimo del amor, el perdón mutuo, la confianza compartida son experiencias que nos hacen saborear la existencia de una manera más honda, nos liberan de la inseguridad, la soledad y la tristeza, y nos invitan a vislumbrar la ternura y acogida incondicional. ¿No pueden nunca unos esposos disfrutar sus encuentros amorosos presintiendo la plenitud insondable del que es sólo Amor?

Para los cristianos, el primer camino es Jesucristo: conocer mejor a Jesús, leer sin prejuicios su mensaje, dejarse ganar por el Espíritu y sintonizar con su estilo de vivir, puede ser el camino más seguro para descubrir el verdadero rostro de Dios.

La parábola del hijo pródigo nos recuerda que todos vivimos demasiado olvidados de Dios, estropeando nuestra vida de muchas maneras, lejos de aquel que podría introducir una alegría nueva en nuestra existencia. Pero Dios está ahí, en el interior mismo de la vida, nos espera y nos busca.

Más aún. Dios se deja encontrar hasta por quienes no se interesan por él. Y algunos, sin buscar a Dios y sí buscando, quizás les pase lo que indican aquellas palabras -sorprendentes- del profeta Isaías. “Así dice Dios: ‘Yo me he dejado encontrar de quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar de quienes no me buscaban’. Dice: Aquí estoy, aquí estoy.”

 

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