Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Miércoles 24 de Abril del 2024

comentario domingo XXVII

comentario domingo XXVII


Las lecturas del domingo 4 de octubre de 2015 me sugieren una reflexión sobre el sentido que damos a la relación con Dios,

con la naturaleza y con los demás, sobre todo con los miembros de la familia.


Llamados a la comunicación con la naturaleza

“Dijo Dios: No está bien que el hombre esté solo entonces modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía”…. (Gen 2, 18)

Los que hemos convivido con los habitantes de la cordillera de los Andes, sabemos de la importancia que dan a la tierra, a la naturaleza. La consideran como madre, es “la mama pacha”, la experimentan como parte de sí mismos, y por eso la aman y la cuidan tanto.

Nosotros, los europeos tenemos una conciencia mucho más utilitarista de la tierra: La queremos para apropiarnos de ella y utilizarla económicamente haciéndola producir, sin tener en cuenta las grandes heridas que la hacemos. Es verdad que estamos avanzando en concienciación de que somos parte de la naturaleza y que cuidándola nos cuidamos, pero tenemos mucho camino, aún, que recorrer.

El Papa Francisco, con su Encíclica “Laudato Sí”, está contribuyendo grandemente a tomar conciencia sobre ello. Recojo estas palabras, citando a San Francisco de Asís: “Alabado seas mi Señor por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna y produce diversos frutos, flores y plantas” (nº 1).

Somos invitados a vivir haciendo realidad experiencias positivas en relación a la naturaleza:

- Nos sentimos parte de ella.

- La contemplamos y gozamos con ella.

- La amamos, cuidamos y respetamos

- Somos administradores, no dueños y señores.


Llamados a la comunicación con las personas, sobre todo en familia

“Entonces Dios hizo la mujer y se la presentó al hombre y este dijo: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne y por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse a su esposa y los dos serán como una sola persona”. (Mc 10, 2-16)

Las personas estamos llamadas a vivir en relación y en comunicación. Por eso, siendo niños nos sentimos muy bien en medio de una familia con la que nos comunicamos, en la que confiamos y en la que sentimos una inmensa acogida y amor. En la adolescencia escogemos los amigos y amigas y la mayoría elegís el camino de la comunicación y relación en pareja como forma de vida.

Hoy se están dando otras maneras de vivir la comunicación y el amor en familia que no es la familia tradicional. Están apareciendo otras formas de familia que nos chocan y que no acabamos de entender del todo, pero todas son válidas si en ellas hay comunicación y amor.

Constatamos también que muchas familias se rompen, un número muy importante de parejas de hecho o casadas por lo civil se separan. Esto tiene, en muchos casos, graves consecuencias, sobre todo si hay hijos.

Por eso, desde un punto de vista cristiano, el ideal al que somos invitados es este: “De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido”. Por eso, diríamos, los matrimonios y las parejas están llamadas a recrear el amor continuamente, renovar su compromiso de amor permanentemente.

Tenemos que buscar formulas para que aquellos que se han tenido que separar puedan seguir sintiéndose cristianos y miembros de la comunidad cristiana y aquellos que no forman la familia tradicional, pero viven en familia queriéndose, puedan celebrarlo también religiosa y cristianamente.

El Papa Francisco ha subrayado su preocupación por la familia: “No puedo más que confirmar no sólo la importancia, sino por sobre todo, la riqueza y la belleza de vivir en familia”. (Discurso en el encuentro con las familias, en Filadelfia, septiembre 2015).

Pedimos en esta Eucaristía que sepamos vivir en medio de la naturaleza y todo lo creado con mucho respeto y amor, sintiéndonos parte de ella y valorando, también, la comunicación, el perdón y el amor como pilares del amor familiar y de las relaciones humanas.

A.A.