Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 19 de Abril del 2024

comentario pascua 6 2016

obrero y uno de mayo


En estos últimos cincuenta años, a partir del Vaticano II, nuestra Iglesia católica ha querido renovarse, bebiendo de las fuentes

de las que manaban aguas limpias y cristalinas porque estaban impulsadas por la fuerza del Espíritu del Resucitado. Eran las aguas en las que nadaban las primeras comunidades. Pero, creo, que hemos idealizado demasiado el caminar de esas comunidades. La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles así nos lo muestra hoy. Relata uno de los momentos difíciles que vivió la Iglesia en sus comienzos: el peligro de escisión, de división que vivió la Iglesia primitiva, compuesta por diferentes comunidades: los que eran partidarios de que para ser cristiano, antes, había que aceptar costumbres y leyes de la religión judía y los que eran partidarios de que no era necesario. ¿Cómo se resolvió el conflicto? Convocando el Concilio de Jerusalén, celebrado en el año 50. Este hecho sí que es ejemplo de cómo se pueden arreglar los problemas en nuestra Iglesia católica.

Nuestra Iglesia, a lo largo de la historia, siempre ha vivido situaciones difíciles que han provocado distanciamientos y hasta separaciones porque está formada por personas con culturas y lenguas diferentes, situaciones sociales distintas. Un conflicto que provocó la más importante separación tuvo lugar en el siglo XVI con Lutero, nació la Iglesia Protestante. Anteriormente, entre los siglos IX y XI se separaron cristianos ortodoxos orientales. En ambos casos la desunión sigue en pie. El último o uno de los últimos conflictos, después de la celebración del Concilio Vaticano II, lo han protagonizado los seguidores de Lefebre, llamados “lefebrianos”.

Creo que el Papa Francisco es un hombre decidió a reforzar el camino del Ecumenismo. Vivimos en un mundo global, en un mundo en el que todos los hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes y no creyentes, estamos llamados a hacer un gran esfuerzo por defender los derechos humanos básicos. En ello debemos estar todos unidos, los creyentes de diferentes religiones e Iglesias y unidos con los no creyentes.

San Agustín, que vivió hace más de mil quinientos años, acuñó el famoso principio: ”en lo necesario unidad, en lo dudoso, libertad; en todo, caridad”. ¡Cuántos problemas nos ahorraríamos si aplicásemos esta fórmula!
En este sexto domingo de pascua tenemos dos realidades con las que debemos sentirnos unidos y comprometidos:

El día del enfermo La enfermedad es uno de los acontecimientos más importantes e impactantes de la vida humana. La enfermedad es el mejor termómetro para medir la capacidad de sufrimiento, el talante amable o el carácter agrio de una persona. Es también el mejor termómetro para medir la calidad buena o mala de una familia y es, también, el mejor termómetro para medir la carga de humanidad con la que está organizada una sociedad.

El día de los trabajadores:El trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a ser un instrumento para la producción, con mayor crudeza en estos últimos años. El trabajo se ha degradado de tal manera que es difícil reconocerlo. Muchos trabajadores y trabajadoras están sufriendo una gran precariedad. Muchos de ellos no pueden optar al tipo de trabajo para el que se han formado ni participar en la decisión de sus condiciones laborales, el horario, el sueldo, la duración del contrato, el tipo de jornada, etc. Esta precarización del trabajo que estamos padeciendo supone también la degradación de la empresa y de la economía, por lo que estamos llamados a repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que sirvan al bien común.

Ante la situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo respecto a los trabajadores y trabajadoras, y más si cabe respecto a jóvenes que quieren y no pueden trabajar, la persona debe ser y estar en el centro de la actividad económica, de la política, de las relaciones laborales, del trabajo.

Ante esto, nos sentimos llamados/as, e invitamos a toda la sociedad a:

  • Romper la actual lógica de pensar y organizar el trabajo, poniendo en el centro a la persona y no la economía y los intereses de unos pocos.
  • Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo: distribuir de manera justa y digna el empleo y reconocer socialmente todos los trabajos de cuidados necesarios para la vida humana.
  • Establecer unos ingresos mínimos suficientes para cubrir las necesidades básicas de todas las personas y familias por el hecho de serlo” (JOC y HOAC).

En este día que también celebramos la fiesta de Nª Sª la Virgen de Estíbaliz, patrona de la provincia y de la diócesis renovamos nuestra capacidad de ser más humanos con los débiles y más comprometidos socialmente.



LINK DE LA HOJA DE PARTICIPACION: Pascua 6. LEER AQUÍ