Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 19 de Abril del 2024

Desde el Evangelio doming 16 Nov 2014

Parabola de los talentos


La parábola de los talentos es muy conocida entre los cristianos. Según el relato, antes de salir de viaje, un señor confía la gestión de sus bienes a tres empleados. A uno le deja cinco talentos, a otro dos y a un tercero un talento: «a cada cual según su capacidad». De todos espera una respuesta digna.

Los dos primeros se ponen «enseguida» a negociar con sus talentos. Se les ve trabajar con decisión, identificados con el proyecto de su señor. No temen correr riesgos. Cuando llega el señor le entregan con orgullo los frutos: han logrado duplicar los talentos recibidos.

La reacción del tercer empleado es extraña. Lo único que se le ocurre es «esconder bajo tierra» el talento recibido para conservarlo seguro. Cuando vuelve su señor, se justifica con estas palabras: «Señor, sabía que eras exigente y siegas donde no siembras... Por eso, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo». El señor lo condena como empleado «negligente»” (Josetxo Canibe).

El miedo es un peligroso compañero de viaje. Tenemos muchos miedos: Miedo a  la enfermedad, miedo a las limitaciones humanas, miedo a lo qué me puede pasar, miedo a que me falte dinero para cubrir mis necesidades, a que me puedan robar, a que me puedan engañar, a que me  ….. ¡Cuántos miedos, Señor!.

El tercer empleado tiene tanto miedo que se queda bloqueado. Tiene una imagen negativa de su Señor: Sabe que “eres  exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo”. Y esta idea de su señor lo bloquea. No se atreve a correr riesgo alguno No es libre para responder de manera creativa a la responsabilidad que se le ha confiado. Lo más seguro es «conservar» el talento. Con eso basta.

Nuestro Dios, el Dios de Jesús, es un Dios inmenso y desbordante que ha entregado al ser humano diversos talentos: Inteligencia, sentimientos, tiempo, creatividad, fe, fuerza, cultura, dinero. Recuerdo, en estos momentos, las palabras de Teresa de Calcuta: “la vida es una oportunidad, aprovéchala; la vida es un sueño, hazlo realidad; la vida es un reto, afróntalo; la vida es un misterio, descúbrelo; la vida es una promesa, complétala; la vida es un combate, acéptalo”. Como cristianos, estamos llamados a creer en la Vida, a defender la Vida.

En este día de la Iglesia diocesana, recordamos y reforzamos nuestra pertenencia a la Iglesia diocesana, Iglesia que está llamada a defender la Vida, siendo seguidores del evangelio de Jesús. El papa Francisco nos invita con estas palabras.“ La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús (EG 1).

Podemos decir: somos el Pueblo de Dios: laicos y laicas, presbíteros y diáconos, religiosos y religiosas, presidios por el Obispo, signo de comunión, que somos invitados a vivir con alegría el seguimiento a Jesús. Desarrollamos nuestras capacidades viviendo y presentando  el evangelio de Jesús de una manera atrayente y comprometida.

Que no nos suceda como se lamenta el poeta Neruda: “se me pasó la vida sin aprender, sin ver”. Al contrario, que seamos como el empleado “fiel y cumplidor” de la parábola.

A-A.