Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Jueves 25 de Abril del 2024

comentario C TO13 220626

fano


Jesús emprende con decisión su marcha hacia Jerusalén. Aunque hay peligro evidente, no se detiene. Va en la dirección del objetivo de su vida: anunciar y promover el proyecto del reino de Dios. Y las dificultades no están solo al final, en el camino, también, antes en su pueblo de Nazaret, ahora los samaritanos lo rechazan.

Jesús no engaña a nadie. Quienes lo quieran seguir tendrán que aprender a anunciar como él y a vivir como él. No puede ofrecer a sus seguidores la seguridad y el prestigio de los letrados de la Ley.

En el camino se le acerca un desconocido. Parece entusiasmado: “Te seguiré adondequiera que vayas”. Jesús, lo primero, le hace ver que no espere de él seguridad, ventajas ni bienestar. Él mismo “no tiene donde reclinar su cabeza”. No tiene casa, come lo que le ofrecen, duerme donde puede.

No nos engañemos. Un gran obstáculo que nos impide hoy a muchos cristianos seguir de verdad a Jesús es el bienestar en el que vivimos instalados en el primer mundo. Somos esclavos de nuestro pequeño bienestar.

Otro pide a Jesús que le deje ir a enterrar a su padre antes de seguirlo. Jesús le responde provocativo y enigmático: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reino de Dios”. Estas palabras desconcertantes cuestionan nuestro estilo convencional de vivir.

Hemos de ensanchar el horizonte en el que nos movemos. La familia no lo es todo. Hay algo más importante. Si nos decidimos a seguir a Jesús, hemos de pensar en la familia humana: nadie sin hogar, sin patria, sin papeles, sin derechos. Todos podemos hacer algo más por un mundo justo y fraterno.

Otro está dispuesto a seguirlo, pero antes se quiere despedir de su familia. Jesús le sorprende con estas palabras: “nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios”. Colaborar en el proyecto de Jesús exige dedicación total, mirar hacia adelante sin distraernos, caminar hacia el futuro sin encerrarnos en el pasado.

Se nos presentan a todos nosotros personalmente y como Unidad Pastoral los meses veraniegos y su cambio de ritmo. Nos convendría vivir el descanso con el entusiasmo del primero, con la provocación y desconcierto que deja al segundo. Con el reto de mirar al futuro y no quedarnos con lo aprendido, con lo conocido con la seguridad del tercero. ¡Qué bien si estas actitudes crecen en nosotros en cada uno, en la Unidad al comenzar el próximo curso! ¡Qué bien si estas actitudes brotan de nuestra pasión por Jesucristo y por ser seguidores suyos!

 

Para ver la hoja de participación de la Unidad para este domingo. PINCHA ABAJO.


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