Unidad Pastoral Santa María de Olárizu
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comentario B Tp3 240414
La tarea de Jesús no termina con su muerte en la cruz. Resucitado por Dios después de su ejecución, lo escuchamos en el evangelio de este domingo, toma contacto con los suyos regalando su presencia y ofreciendo su proyecto del Reino de Dios como tarea para el grupo de “testigos” que comuniquen a todos los pueblos la Buena Noticia que es y encarna Jesús el Cristo: “Vosotros sois mis testigos”.
No es fácil la tarea de Jesús de convertir en testigos a aquellos hundidos en el desconcierto y el miedo. A lo largo de toda ella, los discípulos permanecen callados, en silencio total. El narrador apunta su mundo interior: terror, turbación e incredulidad; quizás todo aquello es demasiado hermoso para ser verdad.
Y, de nuevo, la tarea de Jesús resucitado: regenerar su fe. Para ello, que perciban su presencia, que no se sientan solos. Sentir al resucitado lleno de vida en medio de ellos. Y perciben las palabras del Resucitado: “La paz a vosotros... ¿Por qué surgen dudas en vuestro corazón?”.
Cuando olvidamos la presencia viva de Jesús en medio de nosotros; cuando lo ocultamos con nuestros protagonismos; cuando la tristeza nos impide sentir su paz; cuando nos contagiamos unos a otros pesimismo e incredulidad... estamos pecando contra el Resucitado. Así no es posible una Iglesia de testigos.
Para despertar su fe, para despertar nuestra fe, Jesús no les pide que miren su rostro, nos pide que tengamos nuestra mirada en sus manos y sus pies. Ver sus heridas de crucificado, tener ante nuestros ojos su amor entregado hasta la muerte. No es un fantasma, les dice: “Soy yo en persona”. El mismo al que han conocido y amado por los caminos de Galilea.
Si fundamentamos la fe en el Resucitado con elucubraciones lo convertimos en un fantasma. Para encontrarnos con él hemos de recorrer el relato de los evangelios; descubrir esas manos que bendecían a los enfermos y acariciaban a los niños, esos pies cansados de caminar al encuentro de los más olvidados; descubrir sus heridas y su pasión. Es ese Jesús el que ahora vive resucitado por el Padre.
A pesar de verlos con miedo y dudas, Jesús confía en sus discípulos. Él mismo les enviará el Espíritu que los sostendrá. Él mismo les encomienda que prolonguen su presencia en el mundo, hoy nos lo dice a nosotros: “Vosotros sois testigos de esto”. No enseñemos doctrinas sublimes, sí contagiemos su experiencia. No contar teorías sobre Cristo, sí irradiar su Espíritu. Y forma para hacerlo creíble: comunicar con nuestra vida, no solo con palabras….
¡Vaya! Aquí se nos presenta un problema en nuestra Unidad Pastoral Santa María de Olárizu: la escasez de testigos.
Si quieres ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad Santa María de Olárizu para este domingo pascual. PINCHA ABAJO.
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