Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 26 de Abril del 2024

comentario B TO11 2018

comentario


El agricultor sabe esperar pacientemente y se adapta al ritmo de la naturaleza. El es quien debe adaptarse a la tierra y no al revés.

Las semillas germinan y los frutos maduran a su tiempo.  Él sabe también que su trabajo es imprescindible para preparar la tierra a su tiempo, pero también sabe que la abundancia de la cosecha depende de muchos otros factores: la lluvia, el sol, las plagas, etc.

 

Él labrador es colaborador, no creador

La persona no es la dueña del universo, es administradora

J.M. Castillo tiene una reflexión sobre las lecturas del domingo en las que me inspiro para hacer la reflexión de hoy:

En el evangelio de este domingo, Jesús propone dos parábolas para explicar lo que es y lo que entraña el Reino de Dios. A primera vista, estas dos parábolas pueden parecer cosa de poca importancia, pero, en realidad, las dos parábolas son importantes para comprender el proyecto de Jesús.

La primera parábola se puede denominar como la parábola de la "semilla automática". “La semilla que crece por sí misma". Aunque el sembrador de esa semilla esté dormido, descansando después de haber trabajado, ella se desarrolla permanentemente. Y es que el Reino de Dios tiene una fuerza por sí mismo, porque el Espíritu de Dios va desarrollando la vida humana y así va desarrollando, también, su Reino. Lo cual quiere decir, que si nos "humanizamos", si en nuestro mundo aumenta la vida digna para las personas, sin darnos cuenta se extiende y se hace más profundo el Reino de Dios en el mundo.

El mensaje de la segunda parábola nos indica que, en el proyecto de Jesús, tiene mucha importancia lo pequeño, porque "tiene fuerza y poder de cambio", de transformación. Este criterio se opone radicalmente a nuestra obsesión por lo grande y por lo importante. Jesús elogió siempre a los pequeños, a los últimos, a "nadies". De esos es el Reino de Dios. Ellos son los que hacen más humano este mundo.

Una cosa es "el ser humano"; y otra cosa es "ser humano". Los pequeños son los más humanos porque se sienten más necesitados, viven más abiertos a todo lo que les rodea, están dispuestos a ser ayudados y a ayudar. No hay más que ver a un grupo de niños que han acudido a una fiesta popular, al cabo de media hora todos están jugando juntos. A los mayores, a los que nos sentimos más importantes nos cuesta mucho más tiempo entrar en relación.

Pensemos que el sentirnos bien radica en estar abiertos a lo que consideramos humano, digno de ser acompañado y apoyado.

Construiremos el Reino de Dios si acogemos al Espíritu de Dios que nos acompaña siempre, como la buena tierra acoge la semilla.

A.A.

 

Si quieres ver la hoja de participación de nuestra unidad. PINCHA AQUÍ