Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 26 de Abril del 2024

comentario C Trinidad 2019

fano


Una de las tareas más urgentes de las Iglesias es hoy, sin duda, ayudar a la humanidad a recuperar el sentido de la adoración, la admiración y la alabanza. Una humanidad que no venera la vida ni sabe agradecer al Creador el regalo de la Tierra, corre el riesgo de deslizarse progresivamente hacia su autodestrucción.

Estamos asistiendo a tensos debates y discusiones que se producen sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Atrapados entre el miedo a la destrucción y los intereses económicos de cada estado o multinacional, las personas se enfrentan entre sí, incapaces de cambiar y de orientar su vida de manera diferente sobre la Tierra.

La humanidad va tomando conciencia de que todo no puede ser dominar y utilizar la Tierra; que es necesario cuidarla, respetarla y compartirla de manera más humana. Pero, ¿quién seremos capaces de liberarnos de la apropiación abusiva, de la explotación utilitaria, de la insolidaridad egoísta de los poderosos?

El Papa Francisco se ha sumado a esta inquietud con la “láudate sí” dando un paso de respeto y  amor a la naturaleza desde nuestra sensibilidad creyente.

El ser humano moderno ha ido expulsando a Dios del mundo.  Se ha esforzado por hacer de la Tierra una morada más segura y confortable, pero ha olvidado al Creador, ha menospreciado el “origen amoroso” de donde proviene la vida. Se ha creído dueño absoluto del mundo, pero el mundo se le escapa de las manos hacia la destrucción.

Hemos excluido a Dios como “Misterio del mundo", y el mundo se va cerrando cada vez más sobre unos habitantes replegados sobre sus propios intereses. Hemos prescindido del Creador y hemos desencadenado una agresión a la creación que ni sabemos cómo detener ni intentamos hacerlo.

Probablemente, nunca ha sido tan necesario el retorno a Dios, fuente misteriosa de la vida, amor original de donde brota la apasionante aventura del mundo, fundamento último de la dignidad inalienable del ser humano.

La fiesta de la Trinidad es también una invitación a adorar a Dios como “Misterio del mundo”. Una fe viva en ese Dios ayudaría a los cristianos a recuperar una visión más unitaria de la humanidad y del mundo, urgiría a una fraternidad real entre todos los pueblos, despertaría el respeto a la creación entera y suscitaría en los que así vivimos el amor a todo lo vivo.

En la diócesis este año ha tomado la iniciativa de suscitar reflexión en torno a esta realidad; expresión de ello es la comisión por una “ecología integral” VER ABAJO.

 

PARA VER LA HOJA DE PARTICIPACION. PINCHA AQUÍ.


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