Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 26 de Abril del 2024

Domund 2014 comentario

Domund 2014


-Comentario basado en el comentario-homilia de Jesetxu Canibe.- En este domingo celebramos el DOMUND, una de las  jornadas misioneras más populares. Este año lo celebramos bajo el lema “Renace la alegría”. La Iglesia misionera y alegre que el Papa Francisco utiliza con agrado para definir a la Iglesia que desea. Es misionera cuando amplía su espacio, sus horizontes, cuando se vuelca hacia los demás. Vive el gozo y  la alegría cuando así  lo experimenta  porque está acompañada por el Resucitado.

En esta jornada debemos preguntarnos por los más de 150.000 misioneros y misioneras que trabajan en el mundo, en distintos lugares, por la labor que desarrollan y por el espíritu con el que abordan sus compromisos. Acerquemos nuestra mirada y nuestro corazón a sus vidas.

Podemos empezar recordando a los dos Hermanos de San Juan De Dios (religiosos-médicos) que han fallecido recientemente víctimas del virus del Ébola. De Miguel Pajares han dicho que “pasó su vida al servicio de los pobres”.Y del Hermano Manuel García:”Era una persona sencilla, dispuesto a ayudar, no buscando problemas, siempre intentando dar soluciones”.

Alguien que ha vivido en contacto con misioneros/as  ha comentado estos días: “admiro a los misioneros; siempre son los últimos en irse”.

La cuestión que está en la calle es esta: ¿Hay que ayudar, hay que colaborar, hay que enviar dinero y productos a países empobrecidos a través de ONGS, a través de los misioneros para apoyar  programas de desarrollo o lo tienen que hacer sobre todo  los gobiernos?

Los hay partidarios de no apoyar programas de desarrollo o hacer donativos, porque piensan que esa manera de ayudar corrompe a personas o no educa, les  hace más dependientes, menos creativos. Los hay partidarios de que se les ayude porque se crean servicios que evitan sufrimientos y se aportan soluciones para el futuro de comunidades.

Colaborar no admite discusión porque es de justicia, teniendo en cuenta la desigualdad sangrante existente en el mundo actual. Lo tienen que hacer los gobiernos y, también, las personas y  las organizaciones sociales, religiosas y laicas.

Pero hay que ver cómo se ayuda. Se puede ayudar desde una Caridad paternalista que quita el hambre de hoy, pero no el de mañana, sin tratar de analizar las causas y consecuencias o se puede ayudar desde una Caridad que encierra análisis, participación transformadora, esfuerzo compartido y un futuro solidario con aquellos que reciben la ayuda.

 

Cuando vemos y sufrimos epidemias o enfermedades “peligrosas”, nos damos cuenta que en nuestro mundo vivimos personas de distintas categorías. Basta recordar la preocupación y alboroto que ha originado la presencia del Ébola en España,  Europa y Estados Unidos, cuando lo estaban sufriendo ya hace un tiempo miles de personas en África, con cientos de muertos, sin apenas preocupación y con una ayuda raquítica y débil por nuestra parte. Esto demuestra que los ciudadanos no valemos igual.

Esta semana que hemos reforzado nuestra voluntad, con actos solidarios, en la  lucha por la erradicación de la pobreza, nos sentimos más humanos y más cercanos a los empobrecidos de la tierra. 

Que nuestra mirada se transforme  en simpatía, en ayuda solidaria  y en oración hacia los misioneros/as, extranjeros y nativos, que están acompañando a sus comunidades en circunstancias en las hasta  ponen sus propias vidas.

Ellos y nosotros tenemos que hacer realidad las palabras de Jesús: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

 A.A.