Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Lunes 16 de Setiembre del 2024

comentario B TO21 240825

fano


Hemos escuchado el recuerdo de una fuerte crisis entre los seguidores de Jesús. Se nos dice que a los discípulos les resulta duro su modo de hablar. Quizás les parece excesiva la adhesión que reclama de ellos. En un determinado momento, “muchos discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con él”.

Jesús experimenta que sus palabras no tienen la respuesta deseada. Pero no las retira, se reafirma: “Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen”. Esas palabras que proponen elegir transmiten vida, hacen vivir, esas palabras que contienen Espíritu de Dios.

Jesús no pierde la paz. No le inquieta el fracaso. A los Doce les pregunta: “¿También vosotros queréis marcharos?”. No los quiere retener por la fuerza. Sus discípulos no han de ser siervos, sino amigos. Si quieren, pueden volver a sus casas.

Pedro responde en nombre de todos. Su respuesta es sincera, humilde, sensata; la de un discípulo que conoce y quiere a Jesús lo suficiente como para no abandonarlo.

Su actitud puede despertar nuestro ser católicos entre la pereza y el cariño a Jesús, entre la indiferencia o la rutina y la fe.

“Señor, ¿a quién vamos a acudir?”. No tiene sentido abandonar a Jesús de cualquier manera, sin haber encontrado un maestro mejor y más convincente. Como un coche en movimiento al que apagan el motor y no ponen el freno… la inercia lo llevará unos cuantos metros hasta que pare, vete a saber cómo. No es bueno quedarse sin luz ni guía en la vida. Por eso se intuye en Pedro la respuesta a unos interrogantes. ¿Abandonar a Jesús sin haber encontrado una esperanza más convincente y atractiva? ¿Sustituirlo por un estilo de vida rebajada, sin apenas metas ni horizonte? ¿Vivir sin preguntas, planteamientos ni búsqueda de ninguna clase?

Pedro ha encontrado mucho en Jesucristo, y se lo dice: “Tú tienes palabras de vida eterna”. Siente que las palabras de Jesús no son palabras vacías ni engañosas. Junto a él han descubierto la vida de otra manera. Su mensaje le ha abierto a la vida eterna.

Pedro recuerda, por último, la experiencia fundamental. Al convivir con Jesús ha descubierto que viene del misterio de Dios. Desde lejos, a distancia, desde la indiferencia o el desinterés no se puede reconocer el misterio que se encierra en Jesús. Los Doce lo han tratado de cerca. Por eso pueden decir: “Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Seguirán junto a Jesús. Os deseo que, en vuestro rato de oración, le digáis a Jesús vuestras palabras que indiquen que sí queréis estar con él y a su estilo.