Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Domingo 06 de Julio del 2025

comentario B TO 17 210725

fano


La fiesta de Santiago, ha ido cambiando de música. Desde el himno que se oía con el Patrón de España, desde el “matamoros”. Ahora suena la fiesta de Galicia y del camino de Santiago como espacio de caminata ecológica, de vacación o de peregrinación, como dinámica económica, como recurso que reduce, de algún modo, la despoblación del medio rural…. Música distinta.

Sin duda porque la orquesta que está tocando y nos mueve marca ritmos diferentes. Imagino a algunos más contentos que otros. Y, en nuestra ciudad, esta jornada suena de modo especial; es el preludio de las fiestas de la Blanca, es el día de los ajos, es el momento de desempolvar, planchar y poner los trajes de blusa.

Y no está de más ser conscientes de que bailamos lo que una orquesta toca, con potentes altavoces, para que nos llene esa música; tan potentes que dificultan una conversación normal. Y lo digo porque muchos hemos tenido experiencias de músicas y volúmenes que nos han gustado mucho y otras que nos han resultado desagradables.

Pues con esta fiesta pasa algo de eso. Hemos oído unas músicas y ahora estamos oyendo otras. Seamos conscientes porque en nuestras manos está contratar otra orquesta.

Para unos este día es fiesta, nada más y nada menos, o un día de vacación. Pero no puede ser así para los cristianos. En el Apóstol descansa también la primicia de la predicación del evangelio, el principio de nuestra fe cristiana. Por eso la celebración de la fiesta se hace espacio privilegiado para dos cosas: para la acción de gracias y para la reflexión.

Agradecimiento es el primer sentimiento que despierta la fiesta de Santiago, porque sigue en pie la fe suscitada por la predicación de los apóstoles, porque seguimos creyendo a pesar de todo. Y "todo" son muchas pequeñas cosas que se han ido montando sobre el mismo caballo de Santiago.

Por eso, la segunda actitud que despierta la fiesta es la de reflexión. Porque si parece que se ha desmontado ya el malentendido del nacionalcatolicismo, queda por desmontar mucho de sus reminiscencias, para que la fe cristiana resplandezca libre de adherencias inútiles y el apóstol prevalezca sobre el guerrero de nuestra intolerancia. Santiago puede seguir montado sobre el caballo de nuestras leyendas para justificar ciertos patriotismos superficiales y trasnochados o para retener parcelas de poder y proteger intereses ajenos al evangelio. Pero el testigo de Jesús, el predicador humilde del evangelio, no se sostiene sobre estos montajes y manipulaciones. El heraldo del evangelio está pie a tierra. Y pie a tierra debe estar también la fe de los que seguimos confesando que Jesús es el Señor y que no hay otro.

La fiesta de Santiago, liberada del lastre legendario, cobra una especial relevancia a la luz del evangelio. Y es así como debemos contemplarlo los creyentes y celebrar su fiesta.

Hoy la palabra de Dios nos ha indicado algunas señales de Santiago a pie de tierra: la fragilidad, “llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros”.

Y  esa capacidad, expresada en el evangelio, de desear y de acoger la voluntad de Dios. Nosotros, como ellos, tendremos que bajar del legendario caballo de lo que imaginábamos que era la Iglesia, vaciarnos del deseo sentarse a la derecha y la izquierda; vaciarnos  del convencimiento de poder vivir lo que Jesús viviera, y, a pie de tierra, dejar que Dios nos coloque en el lugar que ha resuelto para nosotros, a pie de tierra, como el apóstol, estar avizor para entender el poder como capacidad de servicio, hasta ser “esclavo”.


Si quieres ver la hoja de participación de la Unidad Pastoral para este domingo fiesta de Santiago Apóstol. PINCHA ABAJO.


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