Unidad Pastoral Santa María de Olárizu
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comentario C TA1 241201
La fe de los seguidores de Jesús se sostiene en una convicción: alentada por Dios, la historia se encamina hacia su liberación definitiva.
Las contradicciones del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza. Este mundo no es definitivo. Un día, la creación entera dará «signos» de que ha llegado a su final, para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.
Hoy oímos una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Su atención no se concentra en los «acontecimientos cósmicos» que se puedan producir en aquel momento. Su objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte.
El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. En medio de luces y tinieblas, escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad, que los creyentes llamamos «Dios».
No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El «último día» no es un día de ira y de venganza, sino de liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras: «Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación». Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.
Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día, los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.
Jesús sacude las conciencias de sus seguidores. «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones». No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. «Estad pues, despiertos en todo tiempo». No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened la tensión.
Este mensaje es para nosotros que vivimos estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos y crueles para tantos. Es una invitación a vivir despiertos. Es una propuesta para no quedarnos adormilados en el sofá. Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación, los que sufren la injusticia, los que son masacrados por los poderosos.
Si quieres ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad Pastoral para este domingo primero de adviento. PINCHA ABAJO.