Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 26 de Abril del 2024

comentario C TO31 221030

fano


Jesús alerta con frecuencia sobre el riesgo de quedar atrapados por la atracción irresistible del dinero. El deseo insaciable de bienestar material puede echar a perder la vida de una persona. No hace falta ser muy rico. Quien vive esclavo del dinero termina encerrado en sí mismo. Los demás no cuentan. Según Jesús, “donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”.

Esta visión del peligro deshumanizador del dinero no es un recurso del Profeta indignado de Galilea. Diferentes estudios analizan el poder del dinero como una fuerza ligada a pulsiones profundas de autoprotección, búsqueda de seguridad y miedo a la caducidad de nuestra existencia.

Sin embargo, para Jesús, la atracción del dinero no es una especie de enfermedad incurable. Es posible liberarse de su esclavitud y empezar una vida más sana. El rico no es un “caso perdido”. Es muy esclarecedor el relato de Lucas sobre el encuentro de Jesús con un hombre rico de Jericó.

Al atravesar la ciudad, Jesús se encuentra con una escena curiosa. Un hombre de pequeña estatura ha subido a una higuera para poder verlo de cerca. No es un desconocido. Se trata de un rico, poderoso jefe de recaudadores. Para la gente de Jericó, un ser despreciable, un recaudador corrupto y sin escrúpulos. Para los sectores religiosos, un “pecador” sin conversión posible, excluido de toda salvación.

Sin embargo, Jesús le hace una propuesta sorprendente: “Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa”. Jesús quiere ser acogido en su casa de pecador, en el mundo de dinero y de poder de este hombre despreciado por todos. Zaqueo bajó enseguida y lo recibió con alegría. No tiene miedo de dejar entrar en su vida al defensor de los pobres.

Lucas no explica lo que sucedió en aquella casa. Solo dice que el contacto con Jesús transforma radicalmente al rico Zaqueo. Su compromiso es firme. En adelante pensará en los pobres: compartirá con ellos sus bienes. Recordará también a las víctimas de las que ha abusado: les devolverá con creces lo robado. Jesús ha introducido en su vida justicia y amor solidario.

El relato concluye con unas palabras admirables de Jesús: “Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. También los ricos se pueden convertir. Con Jesús todo es posible. No hemos de olvidarlo nadie. Él ha venido para buscar y salvar lo que nosotros podemos estar echando a perder. Para Jesús no hay casos perdidos.

 

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