Unidad Pastoral Santa María de Olárizu
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comentario C TO33 221113
Según el evangelio que hemos oído, los tiempos difíciles no han de ser tiempos de lamentos y desaliento. No es tampoco la hora de la resignación o la huida. La idea de Jesús es otra. Como un refrán: “tiempos de crisis, días ‘para dar testimonio’”. Son la mejor ocasión de dar testimonio de nuestra adhesión a Jesús y a su proyecto.
Llevamos tiempo sufriendo una cadena de crisis desde la burbuja inmobiliaria hasta las consecuencias de la guerra de Ucrania, de momento. Crisis que golpean duramente a muchos. Lo sucedido en este tiempo nos permite conocer con realismo el daño social y el sufrimiento que está generando. Es momento de plantearnos cómo estamos reaccionando.
Tal vez, lo primero es revisar nuestra actitud de fondo: Nos posicionamos de manera responsable, despertando en nosotros un sentido básico de solidaridad, de justicia o vivimos de espaldas a todo lo que puede turbar nuestra tranquilidad. Hacemos algo desde nuestros grupos y comunidades cristianas de ayuda y denuncia; tenemos una línea de actuación generosa o vivimos celebrando nuestra fe al margen de lo que está sucediendo.
La crisis abre una fractura social injusta entre quienes podemos vivir sin miedo al futuro y los que quedan excluidos de la sociedad y privados de una salida digna. Y se ve si eso nos duele y reducimos consumo y aumentamos solidaridad o no.
Están aquí, más próximos, los que van quedando indefensos y sin recursos (familias sin ingreso alguno, parados de larga duración, inmigrantes enfermos...). Abrimos los ojos a su necesidad y nos comprometemos en aliviar la situación de algunos. Tomaos acciones realistas en las comunidades cristianas.
La naturaleza explotada, esquilmada, devastada,…. Requiere de posturas políticas, sociales, personales. Ahí estamos los cristianos reciclando, cuidando el consumo, votando las opciones políticas que creemos mejores para el futuro del planeta.
No hemos de olvidar que la crisis crea empobrecimiento material y otros empobrecimientos también. Genera, inseguridad, miedo, impotencia y experiencia de fracaso. Rompe proyectos, hunde familias, destruye la esperanza. Y ahí estamos apoyando la ayuda entre familiares, el apoyo entre vecinos, la acogida y el acompañamiento desde la comunidad cristiana.
Tiempos de crisis, días de testimonio. Qué bien si se ve el testimonio que damos, si se intuye la esperanza que nos mueve en estos momentos de crisis múltiple.
Si quieres ver la hoja de participación de la una de las parroquias de la Unidad para este penúltimo domingo del tiempo ordinario. PINCHA ABAJO.