Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 09 de Mayo del 2025

comentario To 25 A 230924

fano


Jesús insiste en comunicar su experiencia de Dios como «un misterio de bondad insondable» que rompe nuestros cálculos. Un mensaje tan desconcertante y lejos del toma y daca, de la rentabilidad de este mundo en el que nos movemos que hay cristianos que no se atreven a tomarlo en serio.

Jesús comparte su experiencia de ese Dios bueno con todos, y compara su actuación con la conducta sorprendente del señor de una viña. Hasta cinco veces sale él mismo en persona a contratar jornaleros para su viña. No parece preocuparle mucho su rendimiento en el trabajo. Lo que quiere es que ningún jornalero se quede un día más sin trabajo.

Quizás por eso, al final de la jornada, no les paga ajustándose al trabajo realizado por cada grupo. Aunque su trabajo ha sido muy desigual, a todos les da «un denario»: en principio, lo que necesitaba cada día una familia campesina de Galilea para poder sobrevivir.

Cuando el portavoz del primer grupo protesta porque ha tratado a los últimos igual que a ellos, que han trabajado más que nadie, el señor de la viña le responde con estas palabras admirables: «¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?». ¿Me vas a impedir con tus cálculos de a tal esfuerzo tal retribución, ser bueno con quienes necesitan su pan para cenar?

Jesús está sugiriendo algo: Dios no actúa con los criterios de justicia e igualdad que nosotros manejamos. Dios, más que estar midiendo los méritos de las personas, como haríamos nosotros, busca siempre responder desde su bondad insondable a nuestra necesidad radical de salvación.

Es un momento para mirarnos y reconocer cómo imaginamos a Dios: si se nos ha colado la imagen de alguien dedicado a anotar cuidadosamente los pecados y los méritos nuestros, para retribuir un día exactamente a cada uno según su merecido.

Si nos pasa esto, tendremos que revisarnos a la luz de esta lectura, porque estamos imaginando un ser inhumano, entregado a esta contabilidad desde toda la eternidad.

Creer en un Dios amigo incondicional puede ser experiencia liberadora, fuerza más vigorosa para vivir y para morir. Por el contrario, vivir ante un Dios justiciero y amenazador puede convertirse en la neurosis más peligrosa y destructora de la persona.

Hemos de aprender a no confundir a Dios con nuestras imágenes estrechas y contables. No hemos de desvirtuar su bondad insondable mezclando los rasgos auténticos que provienen de Jesús con trazos de un Dios justiciero tomados de aquí y de allá. Ante el Dios bueno revelado en Jesús, lo único que cabe es la confianza.

 

Si quieres ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad pastoral Santa María de Olárizu para este domingo 25 del tiempo ordinario. PINCHA ABAJO.


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