Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Martes 02 de Julio del 2024

comentario B TO12 240623

fano


Jesús, cansado, con sus compañeros toma una barca para irse al otro lado del lago. Parece el inicio de unas vacaciones, con el prologo del  cansancio y el inicio con un viaje, y ¡en barco!

De pronto, la barca en la que van Jesús y sus discípulos se ve atrapada por una galerna, si fuera en el mar; por una tormenta violenta, en el lago de Galilea al atardecer de algunos días de calor. Marcos que recuerda este hecho, lo hace con una intensión concreta.

El relato no es una historia tranquilizadora para consolarnos a los cristianos de hoy o de siempre con la promesa de un salvoconducto, de una protección divina que permita a la Iglesia pasear tranquila a través de la historia. Jesús llama a ir con él, pero en la travesía, cuando hay dificultades unas imprevistas y otras previsibles, hace un par de preguntas para entonces y para ahora: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Todavía no tenéis fe?”.

Marcos prepara la escena. Nos dice que era “al atardecer”, pronto caerán las tinieblas de la noche sobre el lago (una dificultad previsible). Es Jesús quien toma la iniciativa de aquella extraña travesía: “Vamos a la otra orilla”. Geografía y política. Les invita a pasar juntos, en la misma barca, hacia otro mundo, más allá de lo conocido (otra dificultad previsible): la región pagana de la Decápolis.

De pronto se levanta una fuerte tempestad, y las olas rompen contra la frágil embarcación, inundándola. La escena es angustiosa en la parte delantera: los discípulos luchando impotentes contra la tempestad; aunque a popa, en un lugar algo más elevado, Jesús duerme tranquilamente sobre un cabezal.

Aterrorizados, los discípulos despiertan a Jesús. No captan la confianza de Jesús en el Padre. Lo único que ven en él es una increíble falta de interés por ellos. Se les ve llenos de miedo y nerviosismo: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?”.

Jesús no se justifica. Se pone de pie y pronuncia una especie de exorcismo: el viento cesa de rugir y se hace una gran calma. Jesús aprovecha esa paz y silencio grandes para hacerles dos preguntas para ellos y este domingo para nosotros: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”.

Creo que, entre los cristianos, no pocos han pospuesto el montarse en la barca. Lo dejan para cuando sea de día, en tiempo más adecuado. Lo dejan para hacer el viaje por tierra. Lo dejan porque no se les ha perdido nada en la otra orilla. Y entre los que se animan, existen miedos para afrontar decisiones, riesgos, conflictos, nuevas realidades. Y, en vez de alegría por acompañar a Jesús, brilla nuestra falta de confianza en Jesús.

Tendríamos que mirarnos por si el miedo a hundirnos nos está bloqueando. Tendríamos que crecer en una mirada de fe que ve que Dios está conduciendo a la Iglesia hacia un futuro más fiel a Jesús y a su Evangelio y seguir las huellas de Jesucristo en su caminar. Tendríamos que discernir si la búsqueda de seguridad nos impide hacer una lectura más lúcida, responsable y confiada de estos tiempos.

La semana pasada, en la asamblea de la Unidad Pastoral Santa María de Olárizu apuntamos unos pasos. Deseamos todos que sean respuesta a la invitación que nos hace Jesús en el evangelio de hoy de salir de nuestra tierra e ir a la otra orilla.


Si quieres ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad Pastoral para este domingo. PINCHA ABAJO.


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