Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Miércoles 16 de Octubre del 2024

comentario C TO 7 2019

fano

 

A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian…”, ¿Qué podemos hacer los creyentes de hoy ante estas palabras de Jesús?

¿Suprimirlas del evangelio? ¿Borrarlas del fondo de nuestra conciencia? ¿Dejarlas para tiempos mejores?

 

No cambia mucho en las diferentes culturas la postura básica de los hombres y mujeres ante el “enemigo”, es decir, ante alguien de quien sólo se pueden esperar daños y peligros.

Por eso hemos de destacar todavía más la importancia revolucionaria que se encierra en el mandato evangélico del amor al enemigo, considerado por los estudiosos del evangelio como el exponente más diáfano del mensaje cristiano.

Cuando Jesús habla del amor al enemigo no está pensando en un sentimiento de afecto y cariño hacia él (philia), menos todavía en una entrega apasionada (eros), sino en una apertura radicalmente humana, de interés positivo por la persona del enemigo (agape).

Este es el pensamiento de Jesús. La persona es humana cuando el amor está en la base de toda su actuación. ¡Ni siquiera la relación con los enemigos debe ser una excepción! Quien es humano hasta el final, descubre y respeta la dignidad humana del enemigo por muy desfigurada que se nos pueda presentar. Y no adopta ante él una postura excluyente, de maldición, sino una actitud positiva de interés real por su bien.

Quien quiera ser cristiano y actuar como tal en el contexto de violencia generado por la injusticia (y, desde lo que cuentan y como cuentan los informativos, pensado en lo que están viviendo ahora entre Maduro y Guaidó en Venezuela o en los USA de Trump) ha de vivir todo este conflicto sin renunciar a amar, cualquiera que sea su posición política o ideológica.

Y es este amor universal, que alcanza a todos y busca realmente el bien de todos sin exclusiones, la aportación más positiva y humana que puede introducir el ciudadano o el político cuya actuación quiera inspirarse en la fe cristiana.

Este amor cristiano al enemigo parece casi imposible en el clima de indignada crispación con que se reacciona en la política. Sólo recordar las palabras evangélicas puede resultar irritante para algunos. sexdate seiten Y, sin embargo, es necesario hacerlo si queremos vernos libres de la deshumanización que generan el odio y la venganza.

Hay dos cosas que los cristianos podemos y debemos recordar hoy en medio de esta sociedad, aun a precio de ser rechazados. Amar al delincuente injusto y violento (y estoy pensando en los que han provocado el maltrato a las mujeres y los que han ejercido la pedofilia) no significa en absoluto dar por buena su actuación injusta y violenta. Por otra parte, condenar de manera tajante las “fake news” y la posverdad en los medios de comunicación social o en los políticos no debe llevar necesariamente al odio hacia quienes la instigan o llevan a cabo.

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