Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Sábado 27 de Abril del 2024

comentario Ta 2A 221204

fano


Por los años 27 o 28 apareció en el desierto en torno al Jordán un profeta original e independiente que provocó un fuerte impacto en el pueblo judío: las primeras generaciones cristianas lo vieron siempre como el hombre que preparó el camino a Jesús.

Todo su mensaje se puede concentrar en un grito: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos». Después de veinte siglos, entre nosotros, los que no hacemos sino que pagamos las obras que nos hacen en casa, los que no sabemos y delegamos en los que saben para hacer la declaración, para llevar una reunión, para leer la palabra de Dios en una celebración… hemos de cambiar de postura y dejar que nos griten el mismo mensaje a los cristianos: abrid caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio.

Porque nadie va a hacer el trabajo que a nosotros nos toca. Por eso: «Busquemos ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos». No será fácil. Hemos vivido años paralizados, por el miedo, porque lo que a nosotros nos valió y ahora no vale, porque no queríamos conflictos en la familia,… A los paralizados, a los que nos juntamos cada domingo ante el evangelio y participamos en la eucaristía…. nos dicen: «La novedad nos da siempre un poco de miedo porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida». Y, desde el estilo del evangelio, nos sorprende una pregunta para todos, para ti y  para mí: «¿Estamos decididos a recorrer los caminos desconocidos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas que han perdido capacidad de respuesta?».

Algunos miramos hacia diferentes reformas que consideramos urgentes. Entre los responsables de la Iglesia, hay quien modula esta urgencia cuando expresa: «Algunos esperan y me piden reformas en la Iglesia, y debe haberlas. Pero antes es necesario un cambio de actitudes».

Quizás entre quienes prefieren mantener la iglesia como estaba, entre quienes quieren modernizarla y actualizarla, entre quienes quieren que cada cristiano y cada comunidad purifique sus actitudes, lo primero no es firmar decretos reformistas. Antes es necesario poner a las comunidades cristianas en estado de conversión y recuperar en el interior de la Iglesia las actitudes evangélicas más básicas. Solo en ese clima será posible acometer de manera eficaz y con espíritu evangélico el discernimiento adecuado y las reformas que necesita urgentemente la Iglesia.

Es reto para este adviento y para nuestra vida ese cambio de actitudes y poner a Jesús en el centro de la Iglesia porque, como alguien dijo: «Una Iglesia que no lleva a Jesús es una Iglesia muerta». No vivir en una Iglesia cerrada y autorreferencial: «Una Iglesia que se encierra en el pasado traiciona su propia identidad». Actuar siempre movidos por la misericordia de Dios hacia todos sus hijos: no cultivar «un cristianismo restauracionista y legalista que lo quiere todo claro y seguro, y no halla nada». Buscar una Iglesia pobre y de los pobres. Anclar nuestra vida en la esperanza, no «en nuestras reglas, nuestros comportamientos eclesiásticos, nuestros clericalismos».

 

Si quieres ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad Pastoral Santa María de Olárizu para este segundo domingo de adviento. PINCHA ABAJO


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