Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 24 de Octubre del 2025

comentario C to30 251026

fano


Fariseo o publicano… si pregunto a cuál de los dos rechazáis después de haber oído este evangelio… muchos diríais al fariseo y quizás, dando un momento más a vuestra respuesta y mirando a vuestro interior, podéis pensar algo así como: «Gracias a Dios no soy como ese fariseo».

Si os ha pasado esto… os habéis salido del camino del evangelio. Jesús no apunta contra los fariseos, Jesús quiere sacudir la conciencia de «algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás». Entre estos, no nos quepa duda hay no pocos católicos, quizás también aquí.

La oración del fariseo nos revela su actitud interior: «¡Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás». ¡Una oración de quien se cree mejor que los demás! También un fariseo, fiel cumplidor de la Ley, puede vivir en una actitud pervertida. La perversión de quien se siente justo ante Dios y, precisamente por eso, se cree con derecho a juzgar, despreciar, condenar a los que no son como él.

El publicano, más breve, dice: «¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador». Reconoce humildemente su pecado. No se puede gloriar de su vida. Se encomienda a la compasión de Dios. No se compara con nadie. No juzga a los demás. Vive en verdad ante sí mismo y ante Dios.

La parábola no es crítica a los fariseos sino denuncia que desenmascara una actitud religiosa falsa, que acomoda en un vivir seguros de nuestra inocencia y, además, facilita y nos permite que condenemos desde nuestra “superioridad moral” (entre comillas) a todo el que no piensa o actúa como nosotros.

Si nos acomodamos en nuestra fe, si no buscamos mejorar en nuestra relación con Dios, si no percibimos su llamada a responder con más generosidad… estamos orientándonos en dirección a los personajes a los que critica Jesús con esta parábola. Tenemos una alerta. Esa que indica que es momento para cuidar nuestra oración. Esa que nos pone a la escucha de Dios misericordioso. Esa que nace en el fértil terreno de vivir en verdad, sin engaños, ante nuestra propia persona y ante Dios; esa que se nutre de la esperanza que Dios regala.

 

Si quieres ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad Pastoral Santa María de Olárizu para este último domingo de octubre. PINCHA ABAJO.