Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Viernes 21 de Febrero del 2025

comentario C TO5 250209

fano

Las cosas se cuentan porque así se recuerdan y, bastantes veces, porque se parece a lo que en este momento se está viviendo. Así me ocurre a veces cuando escucho a mi madre.

Y acabamos de oír un episodio de pesca en el lago de Galilea. Imaginemos qué realidad motiva que se cuente esta historia. He oído que para infundir aliento a la Iglesia cuando experimenta que sus esfuerzos por comunicar la Buena Nueva de Jesucristo fracasan. Lo que se nos dice es… hemos de poner nuestra esperanza en la fuerza y el atractivo del Evangelio.

El relato comienza con una escena. Jesús está de pie a orillas del lago, y la gente se va agolpando a su alrededor para oír la Palabra de Dios. No vienen movidos por la curiosidad. No se acercan para ver prodigios. Solo quieren escuchar de Jesús la Palabra de Dios.

No es sábado. No están congregados en la cercana sinagoga de Cafarnaún para oír las lecturas que se leen al pueblo a lo largo del año. No han subido a Jerusalén a escuchar a los sacerdotes del Templo. Lo que les atrae tanto es el Evangelio del profeta Jesús, ese que ha sido rechazado por los vecinos de Nazaret.

La siguiente escena es la pesca. Cuando de noche, en el tiempo más favorable para pescar, Pedro y sus compañeros trabajan por su cuenta, no obtienen resultado alguno. Cuando, ya de día, echan las redes confiando solo en la palabra de Jesús, que orienta su trabajo, se produce una pesca abundante, en contra de todas sus expectativas.

Hagamos un salto de 21 siglos. En el trasfondo de la crisis del cristianismo entre nosotros entre escándalos y ambigüedades y dinámicas sociales hay un hecho: la Iglesia pierde de manera imparable el poder de atracción y la credibilidad que tenía hace unas décadas. Es así.

La capacidad de la iglesia para transmitir la fe a las nuevas generaciones es cada vez menor. Esfuerzos e iniciativa, las hay, éxitos, logros, menos. Parece que no se trata solo ni primordialmente de inventar nuevas estrategias.

El Evangelio de hoy nos recuerda que en Jesús y su buena noticia, hay una fuerza de atracción que no hay en nosotros. Da vértigo aceptar y fiarnos de esta llamada. Da inseguridad sacer conclusiones de este evangelio.

Nos dice que hemos de poner el Evangelio en el primer plano de todo. Nos dice que lo más importante no son las doctrinas elaboradas a lo largo de los siglos, sino la vida y la persona de Jesús. Nos dice que lo decisivo no es que la gente venga a tomar parte en nuestras cosas, sino que entren en contacto con el resucitado. La fe cristiana se despierta cuando las personas se encuentran con testigos que irradian el calor, la esperanza, el Espíritu de Jesús.

 

Si quieres ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad Pastoral Santa María de Olárizu para este domingo quinto. PINCHA ABAJO


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