Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Miércoles 04 de Diciembre del 2024

comentario B TO29 241020

fano


Mientras suben a Jerusalén, Jesús anuncia a sus discípulos el destino doloroso que le espera en la capital. Los discípulos están a otra cosa, no le atienden, no le entienden. Andan disputando entre ellos por los primeros puestos. Santiago y Juan, discípulos de primera hora, se acercan a él para pedirle directamente sentarse un día “el uno a tu derecha y otro a tu izquierda”.

Jesús desde el proyecto de su vida atiende la demanda de estos discípulos: “No sabéis lo que pedís”. Nadie en el grupo parece entender que seguirlo de cerca colaborando en su proyecto cuenta con un camino no de poder y grandezas, sino de sacrificio y cruz.

Mientras tanto, al enterarse del atrevimiento de Santiago y Juan, los otros diez se indignan. El grupo está agitado. La ambición es el virus que en ese momento los está dividiendo. Jesús, ante este conflicto, los reúne a todos y deja claro su pensamiento.

Lo primero pisar tierra, describir la realidad de ese momento. Les expone lo que sucede en los pueblos del Imperio romano. Todos conocen los abusos de Antipas y las familias herodianas en Galilea. Jesús lo resume: los jefes utilizan su poder para “tiranizar” a los pueblos, y los grandes no hacen sino “oprimir” a sus súbditos. Jesús no puede ser más tajante: “no será así entre vosotros”.

No quiere ver entre los suyos nada parecido: “El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos”. En su comunidad no hay lugar para el poder que oprime, solo para el servicio que ayuda. Jesús no quiere jefes sentados a su derecha e izquierda, sino servidores como él que dan su vida por los demás.

Jesús deja las cosas claras. Su Iglesia no se construye desde la imposición de los de arriba, sino desde el servicio de los que se colocan abajo. No a jerarquías en clave de honor o dominación. No a métodos y estrategias de poder. Es el servicio el que construye la Iglesia de Jesús.

Jesús se pone a sí mismo como ejemplo, pues no ha venido al mundo para exigir que le sirvan, sino “para servir y dar su vida en rescate por muchos”. Jesús no enseña a nadie a triunfar en la Iglesia, sino a servir al proyecto del reino de Dios desviviéndonos por los más débiles y necesitados.

La enseñanza de Jesús es para apóstoles, ahora para los obispos en nuestra iglesia católica, ¡claro! ¿Solo para ellos? No. Desde tareas y responsabilidades diferentes hemos de comprometernos todos a vivir con más entrega al servicio de su proyecto. Necesitamos en la Iglesia que los imitadores de Santiago y Juan, que los hay, y todos los demás, busquemos ser seguidores de Jesús, de esos que escuchan su palabra…y la cumplen. Los que quieran ser importantes y los que queremos ser de su grupo, de su iglesia ¡todos! pongámonos a trabajar y construir. El ejemplo de tantas personas que entregan su vida en países de África, de América, de Asia nos lo indican.

 

Para ver la hoja de participación de una de las parroquias de la Unidad pastoral Santa María de Olárizu para este domingo del DOMUND. PINCHA ABAJO.



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