Unidad pastoral Santa María de Olárizu / Olarizuko Andre Maria Pastoral Barrutia

Miércoles 09 de Julio del 2025

comentario C to15 250713

fano


Se habla de que las herencias pueden traer complicaciones, compromisos, deudas,… y hay familiares que las rechazan, que prefieren no coger esa herencia.

«Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo». Esta es la herencia que Jesús ha dejado a la humanidad. Una propuesta a vivir, expresada en el relato del «buen samaritano». En él se nos describe la actitud que hemos de promover, más allá de nuestras creencias y posiciones ideológicas o religiosas, para construir un mundo más humano.

En la cuneta de un camino solitario yace un ser humano robado, agredido, despojado de todo, medio muerto, abandonado a su suerte. En este herido sin nombre y sin patria resume Jesús la situación de tantas víctimas inocentes maltratadas injustamente y abandonadas en las cunetas de tantos caminos de la historia.

En el horizonte aparecen dos viajeros; primero un sacerdote, luego un levita. Los dos pertenecen al mundo respetado de la religión oficial de Jerusalén. Los dos actúan de manera idéntica: ven al herido, dan un rodeo y pasan de largo. Los dos cierran sus ojos y su corazón, aquel hombre no existe para ellos, pasan sin detenerse. Contarlo no es solo narrar un hecho… es denunciar una forma de ser religioso unida a la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno. ¡eso no vale para Jesús!

Por el camino viene un tercer personaje. No es sacerdote ni levita. Ni siquiera pertenece a la religión del Templo. Al llegar, ve al herido, se conmueve y se acerca. Luego hace por el desconocido lo que puede para sanarlo y restaurar su dignidad. Esta es la dinámica que Jesús quiere introducir en el mundo.

Lo primero es abrir los ojos. Saber «mirar» de manera atenta y responsable al que sufre. Esta mirada nos puede liberar del egoísmo y la indiferencia que nos permiten vivir con la conciencia tranquila y la ilusión de inocencia en medio de tantas víctimas inocentes. Una mirada que nos afecte, que nos «conmueva» y dejar que su sufrimiento nos duela también a nosotros.

Y lo decisivo es reaccionar y «acercarnos» al que sufre, no para preguntarnos si tengo o no alguna obligación de ayudarle, sino para reconocer que es un ser necesitado que nos requiere cerca. Nuestra actuación concreta revelará nuestra calidad humana.

Todo esto no es teoría. El samaritano del relato no se siente obligado a cumplir un determinado código religioso o moral. Sencillamente, responde a la situación del herido, con gestos prácticos orientados a aliviar su sufrimiento y sanar y su dignidad. Jesús concluye con estas palabras: «Vete y haz tú lo mismo». Yo no puedo sino repetir las palabras de Jesús, para vosotros, para mí: «Vete y haz tú lo mismo». Y

Y nosotros, se nos a ver lo que hacemos con la herencia de nuestro padre Dios, la aceptamos o la rechazamos.

En los meses de verano no aparecerán las hojas de canto. Si quieres soñar con la iglesia que hace falta para nuestro momento al hilo de la reflexión de los obispos “El contraste paciente”. PINCHA ABAJO.


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